Por Pedro Castilla Madriñán.
Ex ingeniero-jefe del Dpto de Servicios Generales del Astillero de Puerto Real.
Autor del libro: “Matagorda Mito y Esperanza”
Debido a la época
franquista, el concepto de patria quedó muy devaluado para una gran parte de la
sociedad española, sin embargo, el significado de patria representa un hermoso
sentimiento si se le llena de su verdadero contenido: Las personas que la componen,
con su historia, cultura, religión y tradiciones, los paisajes, las tierras,
sus recursos y las normas (Constitución) para que la convivencia, la paz, la
justicia y el bienestar de todos privilegie sobre los intereses, desmanes o
amenazas de los más fuertes.
Hace ya un cierto
tiempo que se criminaliza la pobreza, pero en estos momentos de nuestra
historia se está comenzando, también, a criminalizar la protesta. Los
trabajadores de Navantia, y por ende el futuro naval de la bahía, están siendo
vilmente agredidos por distintos estamentos empresariales, políticos y
mediáticos. Da la impresión de que se hubieran puestos todos de acuerdo.
Las
transnacionales “españolas”, Gas Natural y Repsol, desvían la construcción de
cuatro gaseros hacia unos astilleros asiáticos, cuando la situación de los
astilleros de Puerto Real y San Fernando es verdaderamente dramática, debido a
la falta de carga de trabajo desde hace ya tres años. Situación que vienen
denunciando, pacíficamente y por la vía del diálogo, desde hace cuatro años.
Pero no se les hace caso. Sólo obtuvieron promesas incumplidas, y lo que es
peor, realidades desaprovechadas.
Los referidos
gaseros supondrían una bonanza de cuatro años de trabajo para siete mil
familias de la zona, como trabajo directo e indirecto, y de otras mil por
labores inducidas. Esta apátrida decisión representa un desconcertante mazazo
laboral para las expectativas de miles de jóvenes y desempleados de la Comarca,
que estaban esperando agarrarse, como último recurso de empleo, a la tabla de
salvación que suponía los cuatro gaseros. Seamos serios y no encantemos más a
los castigados ciudadanos con el tan recurrido “futuro hostelero”. Todos
sabemos que este sector da lo que da. ¿Cuántos turistas tendrían que venir para
poder sustituir la elevada inversión que supone un gasero? No nos engañemos, la
Comarca necesita del sector industrial- naval para poder mantener un nivel de
empleo adecuado para sus ciudadanos.
Estas dos
multinacionales “españolas” (una de ellas tiene por consejero a un expresidente
gubernamental- hay que joderse-) aducen unas vanas y falsas razones, las cuales
han amoldado a la conveniencia de sus intereses. Son tan simples, que nuestros
pensamientos adivinan prontamente el egoísmo de sus causas: Mayor rentabilidad
económica. Ojo, no nula, sino mayor.
Pero es que,
además, estas irresponsables y falsas excusas están perjudicando
ostensiblemente a la imagen de los astilleros gaditanos, ya que se atreven a
argumentar públicamente: “Que los astilleros no están preparados
tecnológicamente y que en ningún momento del proceso Navantia ha presentado una
oferta firme para que algún armador participante en este proceso contara con
ellos”. Ósea, que para justificar u
ocultar su ambiciosa e insensata determinación, no les importan hundir, aún
más, los intereses industriales de la
zona y pisotear su gloriosa historia naval. Estas dos grandes empresas
“españolas” no les importan el progreso industrial de España, son antipatriotas.
Su única patria es color del dinero. No tienen respeto ni por el bienestar de
las personas de esta maltratada zona, ni por su historia naval, ni por su
cultura industrial. Sus privilegios económicos por encima de los derechos de
los trabajadores y progreso del País, ya que, la adjudicación de los referidos
gaseros, representaría una importante
oportunidad estratégica al apostar por el empleo y el desarrollo industrial y
tecnológico.
Los tres gaseros
que se construyeron en la década pasada, de avanzada tecnología y que
actualmente navegan por los mares del mundo, recibieron, precisamente, la
felicitación de Knutsen, uno de los dos armadores actuales, el otro, para mayor
inri, también es “español”: Elcano. Y, si contamos al gobierno, el 80% de las
instituciones involucradas son españolas. Hay que joderse de nuevo.
Todos los que
trabajan, y hemos trabajado, en tan digno y relevante astillero sabemos que su
ingeniería y las instalaciones, disponen de tecnología demostrada y suficiente para su ejecución, corroborado, además, por la
Asociación y Colegio Oficial de Ingenieros Navales de Madrid, la Confederación
Española de Organizaciones Empresariales del Metal, Pymar y la Federación de
Empresas del Metal de Cádiz, entre otras. Es más, los talleres de montaje,
posterior a la construcción de estos gaseros, se adecuaron con tecnología punta
para la fabricación de este tipo de buques ya que, en cartera, estaba prevista
la fabricación de ocho de ellos.
Por otro lado, los
grandes técnicos y profesionales que, a lo largo de la historia han pasado por el
Astillero, responsables de elaborar las
ofertas técnicas y económicas, siempre han destacado por su meticulosas y
reconocidas propuestas a las que, continuamente, se les iban incorporando ingeniosas
y creativas innovaciones que sorprendían gratamente al demandante. Es altamente
sospechoso que, precisamente, en esta crucial ocasión, hayan “descuidado” tan
escrupuloso comportamiento y más, desgraciadamente, sin otras actividades
productivas que pudiera interferir en
tan esperanzado trabajo. Todo ello indica que, además, de los intereses
económicos, hayan influenciado determinantes directrices políticas desde
“Bruselas a Madrid”. Una vez más, la
Bahía de Cádiz, estamos siendo utilizados como carnaza política o moneda de cambio para otros intereses
nacionales o europeos.
La justa protesta,
por tanto, de estos compatriotas de Navantia, está siendo criminalizada, además,
no sólo por aquellos órganos políticos
que, utilizando el fácil y asistido
discurso de la seguridad, aumentan desproporcionadamente el control y
represión policial sobre estos acosados y castigados colectivos de trabajadores,
sino que, por si fuese poco, están siendo, además, acusados como terroristas por el hecho de
intentar defender sus derechos.
Estos medios
ofrecen datos sobrevalorados del deterioro del mobiliario, además de urdir mil
artimañas para indisponer a la población contra ellos, y lamentablemente lo consiguen, pero se olvidan,
por ejemplo, de los 100.000 millones de euros que, hasta ahora, las distintas administraciones gubernamentales
han desviado hacia la banca privada, ocasionando ese endeudamiento muchísimo
más daño a la ciudadanía, en forma de pobreza, desempleo y carencias sociales.
Llaman vándalos a
los únicos que están luchando por el futuro naval de la bahía, a los que están haciendo
patria al defender algo tan nuestro, pero no llaman vándalos o terroristas a quienes
provocan el ostracismo industrial de la zona, que acumula ya un escandaloso 70%
de desempleo juvenil. Y todos sabemos que detrás de cada desempleado existe un
rostro de sufrimiento. O ¿es que no se considera terrorismo estructural matar
el presente, el futuro y hasta la esperanza de toda una generación?
Ofrecen cifras
diarias del número de coches que tienen que guardar cola por estas protestas,
que son coyunturales, pero no indican las colas del desempleo de la Comarca,
que serán interminables, perennes y en aumento, de no prosperar estas quejas.
Estos medios, son
los mismos que callaron, más bien ocultaron,
aquellas negras fechas de finales del 2004 y principios de 2005, en las
que IZAR, aduciendo “quiebra técnica” canceló los ocho gaseros contratados,
casi todos para la empresa estadounidense
“Conoco”. De no haberse cancelado dichos contratos, todavía se respiraría la
alegría industrial en la bahía, claro que, entonces, no tendrían el pírrico
argumento para decir “que no
disponemos de la tecnología suficiente”.
Estos medios son los mismos que, cuando
hizo falta, tildó de vagos a los funcionarios, absentistas a los de Delphi,
inviable a la pesca, incompetentes a la plantilla de Navalips, improductivos a
los de Alestis y, ahora, terroristas a los de Astilleros. Y continuaran
llamando ladrones, vándalos y lo que haga falta, a todos los que queden por
enviar a las filas del desempleo. O ¿es que en Cádiz todos somos así?
Es muy grave la
situación industrial que está padeciendo la bahía, como para quejarse de las
repercusiones que se producen como consecuencia de las peticiones que se
demandan. La hegemonía del sector naval siempre ha marcado tiempos de bonanza
económica para la zona. Este importante problema no repercute sólo a los
trabajadores que, en este momento componen la plantilla de Navantia, sino a
toda la colectividad de la Comarca, porque lo que se está dilucidando es el
legado industrial, y por tanto bienestar, de nuestros nietos y bisnietos. Esa
herencia que recibimos de nuestros ancestros se la debemos traspasar a ellos.
Es urgente que exijamos a los políticos
que representan a nuestra zona que, de
una vez por todas, limen sus diferencias partidistas y formen una piña en
defensa de los intereses de la Comarca y de su gente, por encima de los
intereses de las multinacionales o tendenciosas directrices marcadas por
Bruselas. Para eso los hemos elegidos. También los medios de la zona deben
tomar conciencia de ello. Esa debe ser
nuestra principal queja y no la dirigida a esos valientes y vilipendiados
profesionales de Navantia.
O nos unimos
todos, todos, en defensa de la pequeña y gran patria gaditana, o nuestros nietos terminaran
maldiciendo nuestra división, traición o
apatía. La respuesta sólo depende de nosotros.
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